martes, 28 de junio de 2011

Ajustando cuentas con la dama de blanco

La verdad es que cuando empiezas a hacer números da un poco de vértigo. No quieres hacerlo porque no quieres tener que juzgar los resultados. No quieres tener que plantearte si es rápido o es lento. Te taparías los ojos si pudieras rebuznar para no tener que ver más allá que una meta que ansías desde hace tiempo. Pero no puedes evitarlo, tienes que calcular.

sábado, 25 de junio de 2011

Lo complicado y lo complejo



Hoy he ido a la playa por primera vez este año y he disfrutado como un enano. Hemos llegado muy pronto, a eso de las diez, cuando todavía puedes elegir donde dejar la toalla. Queríamos andar un rato antes de vaguear así que hemos dejado las cosas en el coche y hemos recorrido la playa de arriba abajo hasta que hemos empezado a tener calor. Me gusta mucho pasear por la orilla, con el agua hasta los tobillos, aunque sea algo más pesado que andar por seco.

Después de la caminata he inaugurado la temporada de chapuzones con una lenta incursión en el territorio acuático. Muchos aish y muchos mierdas putas que dejaban claro que me parecía que estaba fría y un ohhh final que decía que llevaba mucho tiempo esperándolo. Para mí, poder darme un chapuzón es lo mejor del verano. Me cuesta creer que hubo una época en que me lo perdía por voluntad propia.


jueves, 23 de junio de 2011

Un whisky con cola-light, por favor


Hoy me ha sorprendido una nueva enfermedad. Es curioso que antes las enfermedades se descubrían y hoy en día se inventan. Nosotros mismos generamos las patologías que sufrimos.


El pan nuestro de cada día


Ayer leí un comentario muy interesante en un foro acerca de la adicción a los hidratos de carbono. Yo tengo claro que soy adicto, controlo los temblores por el síndrome de abstinencia hasta límites imperceptibles para el ser humano corriente, pero soy adicto. En épocas de abstinencia he llegado a soñar con una rebanada de pan. O lo que es peor: una pizza. La boca se me llena de saliva sólo con escribir dos zetas seguidas… Vuelvo a lo que iba, que me despisto. En su post, Deborillah hablaba del subidón de azúcar que te da después de una buena ración –porque todas son buenas- de carbohidratos y de que, lógicamente,  eso produce adicción.


miércoles, 22 de junio de 2011

De la madriguera al cielo y más allá


Estaba yo ayer dando una vuelta por este maravilloso mundo que es Internet cuando me encontré con algo muy curioso: otro yo. Tengo que aclarar que yo mismo ya soy un montón de yoes, si se me permite la palabra. Tengo tantísimas personalidades repartidas por internet que en algún foro me he sorprendido mandándome privados a mí mismo. Pero no es a eso a lo que me refiero sino a que me encontré con una persona con unos síntomas muy parecidos a los míos. Fue en un foro que visito bastante últimamente (emoticono al azar) y ni siquiera supe que decirle. Volvía a ser algo parecido a hablar conmigo mismo.

martes, 21 de junio de 2011

Igual termino por cogerle cariño


Del primer mensaje en este blog se intuye que me preocupo tanto o más por mi estado de ánimo que por la evolución del discurso de mi báscula. Igual que no puedo posponer más afrontar mi problema de sobrepeso, no puedo posponer el sentirme bien. Si hago dieta es para eso, no para castigarme por los excesos. Si tuviera que castigarme por todos los excesos cometidos, la divina comedia de Dante no sería inspiración suficiente.

lunes, 20 de junio de 2011

El buen preplaya

Un preplaya es un señor –por defecto, aunque puede ser señora- que pasado el invierno corre a ponerse a dieta y a quemar los turrones en el gimnasio y abandona a la segunda semana. Si el señor preplaya no abandonara (o abandonase), con el tiempo podría pasar a ser considerado como usuario de pleno derecho del gimnasio. Para ello, deberá reducir el índice de grasa corporal a un valor que sólo es aceptable por debajo del 5%. Se llaman preplaya porque, por supuesto, el objetivo es terminar la dieta para cuando llegue el sol veraniego.