sábado, 9 de julio de 2011

El paraíso a un tiro de piedra

Supongo que podría estar bastante cabreado con lo que me pasó, pero cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo. A veces siento como si la contemplase toda a la vez, y me abruma, mi corazón se hincha como un globo que está a punto de estallar. Pero recuerdo que debo relajarme y no aferrarme demasiado a ella. Y entonces fluye delante de mí como la lluvia, y no siento otra cosa que gratitud, por cada instante de mi estúpida e insignificante vida”. (American Beauty; 1999)





Así reza la voz en off al final de la película. Y así me siento yo al volver de las vacaciones. Así me gustaría poder sentirme cada día de mi vida, cuando el mundo decide no sonreírme o quitarme un privilegio; me gustaría ser capaz de dejar fluir toda esta belleza que tengo ante mis ojos, sentir gratitud y sonreír. Porque uno no puede más que sonreír cuando mira al mundo sin prejuicios...

Menorca no me ha defraudado; el mundo nunca me defrauda. Cuando abres los ojos te puedes encontrar con rincones maravillosos. Y no hace falta grandes viajes ni increíbles aventuras; el mundo está salpicado de belleza de una forma tan brillante que siento que me embriaga y me aturde. Y por Dios que esto no es charlatanería de la mía. El mundo es sorprendente cuando estás dispuesto a dejarte sorprender.

Para los españoles, las Baleares es un tesoro a tiro de Piedra: la playa de Ses Illetes en Formentera, la Serra de Tramuntana en Mallorca o una puesta de sol siempre especial en Ibiza. Y este año, por primera vez para mí, las vistas desde el Santuario de Toro en Menorca o un baño en Cala Pregonda. Me quedé sin ensaimada de crema ni bocadillo de sobrasada; cambié la caldereta de langosta por mi torta Dukan y, aún así, vuelvo contento. Ha valido tanto la pena. Por supuesto que ha valido la pena....

Durante este año, seguiré extrañándolas; a mis islas me refiero. Siempre he creído que terminaría viviendo ahí. Y ya sé que esto no le importa a nadie, pero algún día releeré este blog y podré volver a sonreír del acierto o del error que supone escribir esto.

Pienso en las baleares a menudo, cuando recuerdo algún amigo o escucho alguna canción de una larga lista de canciones prohibidas. Entre ellas, hay una canción de Sabina que siempre me hace pensar en las Baleares, Peces de Ciudad. Es como si tuviera que volver a pisar sus playas para salir de mi pecera. Desoyendo así el consejo de la misma canción: al lugar dónde has sido feliz, no debieras tratar de volver. Sí, sí, ya sé. Lo reconozco, ahora que no me oye nadie, reconozco que volver a esas islas siempre saca a relucir algo de la melancolía que ya no lucho por ahogar. Me recuerda una época en la que el mundo se escondía tras una densa niebla, una época en la que todo estaba por descubrir y en la que todo era posible por más que nada fuera real. Con el tiempo, la niebla se ha ido disipando y las sombras se han ido definiendo haciendo real lo imaginario y limitando mucho lo que es posible...

Pero no hablemos de esas cosa ahora... Tendría que hablar de decepciones y no me gusta ser el malo de ninguna película. Ni siquiera de las que escribo yo. He seguido la dieta Dukan como se supone que debía seguirla y mañana tengo que hablar con la dama de blanco..Espero que se comporte y haga su trabajo como debe. Hace casi dos semanas que no nos hablamos por lo que espero tener buenas noticias. Ya os contaré.

De momento, os dejo unas pocas fotos de mi cosecha. Ni soy profesional en la fotografía ni en el montaje de videos. Se hace lo que se puede, como en todo.


4 comentarios:

Jotapé dijo...

Joer, ya has vuelto y no has propuesto hacer de vuestro paparazzi particular.. mecachis!!
Por cierto, eres del 73 o del 74??

que envidia cochina. A Mallorca llegué el día después de los de las torres gemelas. Teníamos que coger un vuelo el 12 de septiembre y cuando vimos lo que vimos el 11 se nos puso la carne de gallina. A Menorca creo que fue antes. Pero ambas fueron sin niños y eso, se agradece. Son tus hijos, pero reconoces que el viajar de una manera u otra, se nota.
¿y como fue la estancia? ¿has estado a gusto? ¿te has podido quitar la camiseta en la playa sin mirar cada segundo de reojo hacia ambos lados? ¿no te pasa que cuando estás tan lejos de tu casa, todo es diferente? No le das tanta importancia a lo que tienes a como estás. Imagínate en una piscina comunitaria, que todos tus vecinos salen a sus balcones y tú allí,en la piscina enseñando ambos flotadores para salir a flote... ufff. Al principio cuesta. Luego ya te vas a acostumbrando y al final del verano vas subiendo incluso a casa sólo con el bañador puesto, eso si... con la toalla en el cuello cayendo por ambos lados del cuerpo estudiando los centímetros que puede estar más hacia delante por un sitio y para atrás en otro, jaja.. aisss. Bueno, pos eso, cuenta como fueron las comidas, los paseos, etc...cuenta, cuenta!!

Un buen preplaya dijo...

Por supuesto que me quité la camiseta... vamos, que tenemos nuestros complejillos, pero la vida no puede pararse por ello. Adelante, siempre adelante.

Y sí, es cierto que la camiseta parece pesar más cuando estás en público. Mucho más si el público es conocido. Pero no puedo permitirme el lujo de perderme un momento especial porque haya alguien mirando.

No podemos equivocarnos en nuestros objetivos. Está muy bien querer perder peso, pero el motivo último, nuestra primera verdad, es que queremos ser felices y privarse de estas playas no es la forma de conseguirlo.

Anónimo dijo...

quien sabe.......igual me cruce contigo cuando estabas haciendo esas fotos de ciudadela.

Un buen preplaya dijo...

Quien sabe.... Espero que lo disfrutaras

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